corazón

Imagen de Facundo Mascaraque y Manolo Marín.

Hace poco más de un mes hablábamos de los procesos químicos, psicológicos y sociales que se producían en nuestro cuerpo cuando nos enamoramos. Pues bien, ahora le damos la vuelta a la tortilla, y nos centramos en todo lo contrario en el desamor. Ambos procesos los conocemos pero se nos escapan algunos detalles que vendrían bien para aprender a controlar ciertas emociones.

El desamor, la ruptura de pareja, el duelo por fallecimiento son etapas muy difíciles conllevan muchísimas emociones y sobre todo emociones “negativas” (se pone entre comillas porque no existen emociones negativas o positivas, todas las emociones nos sirven para algo pero unas nos gustan más que otras por hacernos sentir mejor) y difíciles de controlar. Da igual la edad en la que suceda, normalmente es un proceso complicado, que causa malestar físico y psicológico llegando a provocar trastornos depresivos o incluso ideas suicidas.

Vamos a entender el desamor como la ruptura de pareja, ya sea de manera unilateral o bilateral. Cuando la decisión de poner fin a la relación es por ambas partes, bilateral, se producen cambios emocionales  y físicos en ambas partes, aunque pueden ser más variables. Y, por otro lado, la ruptura de pareja unilateral es cuando la decisión de separación la ha tomado un miembro de la pareja, lo que conlleva sentimientos de culpa en la persona que desea la desvinculación y sentimientos de abandono en el que no ha tomado la decisión, además se puede observar en algunas ocasiones sensación de fracaso en ambas partes. Socialmente la persona que vive el abandono, la persona pasiva, tiene más apoyo social, mientras que el miembro activo de la pareja se siente juzgado y criticado por su entorno.

A nivel psicológico y social, en nuestra cultura tenemos la creencia de que es fundamental tener pareja y mantenerla, y si no es así lo interpretamos tanto desde dentro como desde fuera de la pareja, como si fuera un fracaso social y personal. Entendemos la ruptura de pareja como el fallecimiento de la misma, por eso los procesos psicológicos para afrontar el duelo por ruptura son los mismos que se activan para afrontar un duelo por fallecimiento. Ambos procesos de desamor necesita unas fases de aceptación, en la que la primera es entender el proceso como algo que depende de nosotros y que podemos soportar, para así aprender y seguir creciendo como personas individualmente.

A nivel biológico se producen muchas alteraciones en nuestro cuerpo. Al igual que hablábamos de que el amor, la fase de enamoramiento provocaba cambios en nuestro sistema nervioso parecidos a los efectos de la droga, en esta fase de desamor se generan sustancias químicas en nuestro cerebro y sistema nervioso que producen un efecto y emociones completamente contrarias. Se generan hormonas como la corticotropina, que es la molécula del miedo, y también se produce la hormona ACTH que hace que se libere cortisol, que es la hormona relacionada con el estrés. Por eso el proceso de duelo amoroso se vive en un estado de miedo y estrés. Nos sentimos más débiles ante la separación.

 

Por ello, todas las personas en fase de duelo tienen los mismos sentimientos de tristeza, miedo y ansiedad, ya que las partes del cerebro que se activan son las mismas, aunque la forma de afrontarlo e interpretarlo es lo que tú puedes hacer que sea diferente.